miércoles, 27 de mayo de 2009

La rutilante aparecida. Por Arthur stone.

A menudo, en sueños, una criatura cruel y desconocida, sin previo aviso me visita.
Lentamente me desnuda, con su frias miradas que son como cuchillos, dándome besos que parecen mordiscos o caricias a las que no puedo poner oposición y quedan marcadas , atroces , como recuerdos del fuego sobre mi espalda inocente.
Sus cabellos rojizos me acarician mientras chupa mi verga,
y las ropas a medio quitar quedan colgando.
Yo adoro su forma, y miro sus senos erizados mientras toco su sexo.
Ella solo viene por el placer y por eso me hace abandonar al resto del mundo.
Es cierto que yo no la amo y no me importa, pero cuando entra dentro de mi, sus pasiones me dirigen como si yo fuera su reino, y como a un juguete me goza y me destruye.
Es difícil llevar una vida normal pensando que ella me tome en cualquier momento, por ejemplo cuando tengo otra tarea.
Yo trato de resistirme, pero al final no puedo negarme, abrumado por el miedo, intento que los demás no nos vean, ni oigan nuestro íntimo secreto.
Ella es la idea, la imagen de la que se viste la carne, el vigor y el exceso, y mide con tus ojos la voluptuosidad que soportan los párpados en la noche de los tiempos.
Luego se marcha y me despierto con la mujer auténtica que me la recuerda sobre las sábanas mojadas.

4 comentarios:

  1. Hola Arthur,
    Gracias por pasarte por mi blog, me alegro que te guste. Lo tengo un poco abandonado, por falta de tiempo libre, ando liada con el trabajo.
    Me gustan tus relatos, escribes bien, volveré a pasarme de vez en cuando.

    Un saludo!

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  2. Se había cansado de escribir. En su lugar prefirió ser auténtico, sacar, arrancar el alma a las palabras desde su núcleo.
    Se hizo de un bisturí. Con un cuidado milimétrico fue diseccionando el teclado. fue separando las teclas una a una y ordenándolas para formar palabras auténticas, palabras que llevaban el alma de todas las palabras. Una a una las teclas saltaban sin sangrar, necesitó más teclados y los robó porque las palabras no se compran. Ordenando teclas diseccionadas para construir el poema que contendría todos los poemas.
    A lo lejos sonaba triste un acordeón. Pensó en el invierno, pero el invierno quedaba tan lejos que no merecía la pena. Todavía no.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. ombre Búfalo te echado de menos, gracias por pasarte por mi blog, a propósito sabes que Antoñito tiene uno medio olvidado donde alaba a la cultura griega y se mete con la literatura española actual... Como siempre sigue igual de fan del viejo Bob...
    Ah incluso ha hecho un corto, es de miedo...

    http://kuratti.zoomblog.com/

    1 de junio de 2009 10:18

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