miércoles, 13 de mayo de 2009

El fauno se despierta de su siesta. Por Arthur stone.

¿No es el cielo azul el que
todo su color abierto
recibe tu risa franca,
fresca y fugaz?
¿No son tus rubias trenzas
las que deliberadamente suaves
sobre tus desnudos senos
caen ebrias de sol?
¿No es la tierra misma
la que sobre la hierba verde
se levanta sin prisa y sin pecado?

2 comentarios:

  1. ¿No es el fuego de tus ojos
    y la fuente de mis caricias
    la invitación a doblarnos
    en nuestros mutuos deseos?

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  2. Entonces,
    descubro que la ventana trae una brisa
    que me levanta la camisa
    hasta el ombligo,
    justo como tus dedos...

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