miércoles, 27 de mayo de 2009

La rutilante aparecida. Por Arthur stone.

A menudo, en sueños, una criatura cruel y desconocida, sin previo aviso me visita.
Lentamente me desnuda, con su frias miradas que son como cuchillos, dándome besos que parecen mordiscos o caricias a las que no puedo poner oposición y quedan marcadas , atroces , como recuerdos del fuego sobre mi espalda inocente.
Sus cabellos rojizos me acarician mientras chupa mi verga,
y las ropas a medio quitar quedan colgando.
Yo adoro su forma, y miro sus senos erizados mientras toco su sexo.
Ella solo viene por el placer y por eso me hace abandonar al resto del mundo.
Es cierto que yo no la amo y no me importa, pero cuando entra dentro de mi, sus pasiones me dirigen como si yo fuera su reino, y como a un juguete me goza y me destruye.
Es difícil llevar una vida normal pensando que ella me tome en cualquier momento, por ejemplo cuando tengo otra tarea.
Yo trato de resistirme, pero al final no puedo negarme, abrumado por el miedo, intento que los demás no nos vean, ni oigan nuestro íntimo secreto.
Ella es la idea, la imagen de la que se viste la carne, el vigor y el exceso, y mide con tus ojos la voluptuosidad que soportan los párpados en la noche de los tiempos.
Luego se marcha y me despierto con la mujer auténtica que me la recuerda sobre las sábanas mojadas.

martes, 26 de mayo de 2009

Las elecciones europeas. Por Arthur stone.

El desierto había estado silencioso durante una decáda, ni un solo ruido, ni siquiera un minúsculo dáctil había caído desde las indolentes palmeras y los beduinos comenzaban a preocuparse.
No muy lejos de allí, en el enorme palacio probablemente de algún jeque los pajes, sin poder evitar la gracia de sus levitas, nos miraban torciendo el gesto y pasaban sin resultados las bandejas de los canapés.
_¡Qué aburrimiento! gritaban a dúo las señoritas casaderas que se habían puesto monas para estar muy formales en aquel evento festivo.
Los más escépticos culpaban a la crisis de la falta de entusiasmo de los músicos y del lúgubre aire del cantante.
Yo sin saber por qué buscaba algún tipo de peligro para sentirme vivo, y paseaba por donde alguien hizo un ensayo nuclear, como un ser extravagante con un pantalón mojado que apestaba a humedad.
Mi chica más sensible, se preocupaba de los trabajadores y lucía una pancarta reivindicativa.
Mientras tanto las multinacionales financiaban en otro sitio la representación de alguna tragedia griega a la que nadie había asistido.
Pero lo curioso era, que eso no iba a durar mucho, por que a lo lejos, en lotananza, ya se podía ver la enorme cantidad de promesas que podían desprenderse del mago y de su séquito.
Traían con ellos los más bellos crímenes, la publicidad, los coches, las guerras, los genocidos, el racismo, los escándalos políticos, las nuevas enfermedades, y el serio proposito de entrenernos con los males de nuestros semejantes, de la estadística, y por estar siempre denostando a su rival quizá sin la menor posibilidad de que nos importe un pimiento.

jueves, 21 de mayo de 2009

Incidente en el paraiso. Por Arthur stone.

Tú habías vuelto a franquear la puerta del placer.
Nada me hacía pensar que pudiera admirarte, sentir por ti una coincidencia sincera, o creer en ti como en una reina, más bien algún desaforado instinto animal, porque no ignoraba el tipo de personaje que eras, ni mucho menos era tan estúpido para compartir contigo grandes esperanzas. Ambos conocíamos los beneficios de la marihuana, la llamada del whisky con coca cola, y tu atractivo consistía en unos bellos ojos marrones, una sensibilidad extrema y un cuerpo bastante apetecible para el sexo, esos peligrosos y con muchas curvas.
Cómo un juego a veces me pedías que te impresionara con mis regalos antes de mostrarte agradecida.
Por entonces no pasábamos demasiado tiempo juntos y a veces nos quitábamos la ropa en mitad de la calle.
Tú habías vuelto a volverme loco y ya era demasiado tarde...
Eras linda, pero ni siquiera podría considerarse que fueras un modelo de belleza.
En ti se intuía un leve parecido con una mujer más perfecta y lejana, que existió tal vez en la raza humana, en otro tiempo o en otro lugar,y cuyo recuerdo te daba cierto aire familiar y voluptuoso.
En poco tiempo representabas en mi mente un símbolo de las bajas pasiones, aunque muy placenteras, fiestas de la carne, orgías de la naturaleza, odaliscas entremezacladas con las carencias en otras épocas del amor que te habían conferido un cierto sabor maldito y prohibido.
Yo celebraba el mal porque cada vez me gustabas más, y follar contigo se había convertido en una necesidad que justificaba todas las otras comparaciones innecesarias.
Ya reconocía tu cuerpo con un tacto cartográfico.
Te gustaba hacerlo en lugares públicos y a veces el morbo consistía en saberte caliente, en mostrarte como una buena bacante...
¡Parece mentira que hoy me llames para decirme que estás enamorada de otro!
Después tuve que dejarte, precisamente cuando ya era tu más fiel esclavo, adicto a tu piel, me habías llevado contigo a las cimas de la lujuria, justo me quedé sin ti cuando poco importaban ya el resto del mundo, la lluvia, los requeridos accesos de la tristeza o los avisos de la razón.

miércoles, 20 de mayo de 2009

El capitán está ebrio. Arthur stone.

El capitán está ebrio.
En el ánimo de toda la tropa se extiende una mueca de indisciplina.
Los soldados con aire ocioso saludan a las chicas. Las cornetas quieren ser ramos de flores.
Las ordenes son insidiosamente bellas. Todos recorren las calles en busca de putas.
Botellas de vino recorren la formación y canciones obscenas turban a las viejas.
El capitán está ebrio.
Y mañana cuando vuelva a estar sereno todos volveremos a nuestros puestos en la línea de combate
mataremos a nuestros enemigos, o moriremos nosotros, con la misma sobriedad que miran a los ojos los hombres.

La belleza llegada con el día. Por Arthur stone.

Ella refleja el presente, por eso es libre y desconoce a donde va.
Sin embargo, ¿Qué música es esa? Aquí llega, sin duda hacia mí, ahora oigo la sensual melodía de su voz,la cadencia de sus parlamentos y la risa en este mismo escenario.
Mientras la esperábamos, ella ha estado muda, y solo ahora oigo la fragancia de su aliento, y solo ahora siento su mirada que dulcemente me nombra y me llama...
Aquí llega después de haber estado olvidada o desconocida entre la gente o los cacharros de oficina. Aquí llega después de la oscuridad de la noche, sumida en su propia gestación, tiempo en el que el corazón le preguntaba por lo bello a su belleza...
Aquí llega la muchacha de los bellos ojos, la incomparable, la que por siempre irá sin pausa hacia la luz.
La hemos visto y nos ha visto en esta noche del alma, desde donde el oscuro dolor grande como una playa desierta, la intuía, la atraía, la llamaba...en cuya arena se conjugaba su rostro divino, en luna de sus ojos, en la estrella de su boca, mientras todo el desorden del mundo ha sido insuficiente para detenerla en su impulso natural, en su deseo, en su camino hacia el beso húmedo en la boca que lo da, hacia el tacto seguro en el pecho que lo eriza, hacia el cuerpo desnudo en el alma que lo ama, en la luna de sus ojos, en la estrella de su boca,
el placer la llama, y aunque sólo sea hasta que dure este sueño, he aquí, la belleza llegada con el día.

lunes, 18 de mayo de 2009

Un mundo sin importancia. Por Arthur stone.

Si un día, frívolamente nos preguntan, y estando inspirados queremos contestar, hablaremos, por ejemplo, de nuestra profunda indeferencia hacia los signos, o sobre el cansancio astral por los turistas, o del tedio celeste ante las leyes o de la aversión contra las matemáticas, las autoridades, las fronteras y los imperios.
Un conejo sale corriendo mientras tanto con mi total aprobación y se esconde no sé donde. Todo parece tener sentido por un vago momento.
El mismo desdén sobre las noticias, las confabulaciones, las dictaduras y las guerras.
La TV se extiende por todos los rincones, pero incluso el silencio rosa descansará en el rencor mismo de una mirada escéptica ante la vuelta de los famosos, los coches de lujo, las bellas mujeres, las revistas del corazón y las riquezas levantadas sobre la promesa de un cutis inmejorable, del perfume irresistible o por el beneficio neto de los planes de adelgazamiento con improbables garantías.

jueves, 14 de mayo de 2009

Laxante. Por Arthur stone.

Aquella mañana tenía una cita con una chica que había conocido en el arenal.
Recuerdo que fuimos a tomar una cervezas por la Alameda y allí nos encontramos con algunos de mis viejos amigos.
Soy una persona por naturaleza distraída y ahora estoy casi seguro de que alguno de aquellos grajunas debío jugarme una mala pasada mientras yo daba una de mis elocuentes discursos.
Lo cierto es que de repente comenzaron a darme fuertes retorcijones y unas insorportables ganas de defecar.
Me excusé y me dirigí rápidamente al baño. La sorpresa fue enorme, porque al mirar por el water me dí cuenta de que lo que había cagado era un libro.
Sí, apestaba de lo lindo pero era de papel, aunque naturalmente estaba lleno de mierda, tiré de la cadena pero antes incluso pude leer el título: La fortuna de Matilda turpin. Alvaro Pombo.
¿Cómo he podido ingerir esta bazofía? pensé, pero lo cierto es el aburrimiento nos hace tontos, ¿o es que los tontos nos aburrimos?
Inmediatamente me dirijí a la mesa donde estabamos intentando pasar desapercibidos, aunque enseguida pude escuchar los comentarios de la gente por todo el bar: _"Que peste" _"Alguien se ha cagado", etc...
La situación se tornó sobremanera embarazosa y es que los libros no cabían por el water y éste se atascaba con el consiguiente desastre oloroso.
Nos fuimos a otro bar y poco después volvieron los retorcijones y las insoportables ganas de defecar.
Estaba cagé uno de Pérez reverte: "La carta esférica", y la cosa se ponía seria porque no bien había terminado cuando cagé otro más: "Ebano" de Alberto vázquez figueroa, tiré de la cisterna pero ya olía mal en todo el recinto...
Para aquellas alturas la chica, roja como una cereza, ya me había puesto una excusa barata y se había marchado, por lo que me dirigí a mi casa bastante preocupado.
A la mañana siguiente fui al médico y me recetó pescado en blanco y Julio cortázar...

miércoles, 13 de mayo de 2009

El fauno se despierta de su siesta. Por Arthur stone.

¿No es el cielo azul el que
todo su color abierto
recibe tu risa franca,
fresca y fugaz?
¿No son tus rubias trenzas
las que deliberadamente suaves
sobre tus desnudos senos
caen ebrias de sol?
¿No es la tierra misma
la que sobre la hierba verde
se levanta sin prisa y sin pecado?

lunes, 11 de mayo de 2009

El estigma del perdedor. Por Arthur stone.

Había un fuerte olor a pólvora. Las armas eran de varios calibres. La mayoría suficientes para matar a un hombre sin tener demasiada puntería.
Probablemente había fusiles de asalto y escopetas de perdigones.
Puede que sus balas tuvieran un corte en la punta hecho a navaja, que haciera que al dispararlas se abrieran y provocaran heridas mucho mayores.
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
Habían caído dos polis, sin duda era un gran tirador.
Pero le habían dado en la pierna. Ni siquiera le dolía, aunque iba dejando un regrero de sangre negro por el suelo.
Las sirenas de la policía sonaban no demasiado lejos y los focos iluminaban trozos de la pared trasera del banco.
El dinero también se le caía, y se mezclaba con la sangre.
-¡Tira las armas! ¡Aún estás a tiempo!
Por toda respuesta se oyó una serie de tiros que fueron contestados ampliamente por la policía.
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
_"No voy a entregarme" pensó, para bien o para mal, él era de esa serie de tipos duros que luchaban hasta el final aunque vieran que se encontraban en un callejón sin salida.
Era viernes, quizá un mal día para morir, menos mal que todo esto era fruto de su imaginación y en realidad se encontraba tomando una cerveza, algo soñador con el
único problema que su chica estaba algo cansada de sus viejos amigos, y en particular de prometerles que pasara lo que pasase cuidaría de él.

jueves, 7 de mayo de 2009

Orinar en la calle. Por Arthur stone.

Orinar en la calle ocultando el instrumento al público, pero orinar como un acto de expresión, como un gesto de rebeldía más que como una necesidad fisiológica, como una manifestación de nuestros más altos ideales, orinar señalando las libertades que otorgan al espeso líquido calle abajo la virtud de una protesta sobre el sistema establecido, sobre la propiedad, sobre los burgueses, sobre el sistema financiero, sobre la mentira, sobre los prejuicios, contra los políticos, entre la mirada atónita de los transeúntes y bajo la inspiración ineludible de las musas que nos dictan con extrañas letras de oro la opinión política de los bohemios.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Las orillas envenenadas. Por Arthur stone.

Tal vez por desidia, el décimo día, sobre la octava hora, se abrió el mar entre los dos, y en el otro lado se quedaron todos los enjambres de abejas y los juegos sin precio, él sin embargo pareció escapar mejor y en su orilla alcanzó el éxito y la fama.
Habeís escuchado bien, todo un océano se extendía con todas sus barcas y sus olas.
La ciudad con cada una de sus normas se hizo su hogar y en ella pulularon los siervos y las damas. Los ruidos de los quehaceres ocuparon las mañanas comunes y las noches anónimas.Un canto de esclava se oyó por encima de los árboles y el enfado de los vientos lo llevó hasta más allá del promontorio.
El olvido recorrió las almenas y los rostros se volvieron indiferentes.
A pesar de todo al otro lado esperaba yo, su viejo amigo.

lunes, 4 de mayo de 2009

El hombre poeta en vias de extinción. Por Arthur stone.

El joven licántropo iba con cuidado aunque no sabía lo que pasaría en el futuro.
La hermosa mujer lo había invitado a su moderno penthouse. Era rubia, y tenía un cierto parecido con Anne Igatiburu. La verdad que la cita prometía. Cuando caía la tarde ella decidió sorprenderle con una estupenda cena y llamó al chino de la esquina.
Comieron con fruición y fue como si estuvieran en el mejor restaurante del mundo.
"_Espérame" le dijo, _"Voy a ponerme una ropa más erótica para la ocasión." "Échate una copa si te apetece mientras tanto." Él se notaba un poco extraño. "Tal vez es que no estoy acostumbrado a salir con chicas levemente pijas. No lo sé."
Pero lo cierto, es que para aquel entonces un desaforado mechón de pelo le colgaba por fuera de la chaqueta y las enormes garras le impedian a todas luces tomarse su cubata. "Oye querida, voy al cuarto de baño, es que no me encuentro muy bien."
Una vez allí se dío cuenta de que aquella noche hacía luna llena. Se miró al espejo y confirmó que se había convertido en un horrible hombre lobo. Rompió la puerta y pensó: Voy a matarla es mi destino, pero ¡malditos suecos! Para aquel entonces los sofas de Ikea ya traían un kit completo, una estaca contra vampiros y unos tornillos de plata, para las mujeres independientes a las que les gustaba tanto tener citas con desconocidos...

domingo, 3 de mayo de 2009

Reflexión ebria sobre el don de la poesia. Por Arthur stone.

Si en el momento adecuado tienes la posición precisa
sentado con dirección hacia Afrodita
y una hermosa hembra se te muestra propicia
tú, como cualquiera acudirás
cuando desnuda te llame sobre el lecho
su mirada estará ebria de deseo,
desplegando altiva todas sus gracias
y la carne se conjugará sola contra el tiempo
y nada más el mundo será pasto de la espera
porque el presente correrá a manos llenas
y serás vuelto quizá por un rato, un héroe para esta escena
mientras quizá solo alguien único
prefirió quedarse
sentado en el filo de una rosa eterna
y fue capaz de encontrar el parecido de una nube
en el trozo de tristeza de esa botella, poco tiempo antes ya bebida.

La razón de las cosas en Irak. Por Arthur stone.

Que halla una razón lógica para ver toda esta matanza
para que el sufrimiento se desborde sin piedad
para que todos los días mueran cien personas
para ver a las ratas comiendo seres humanos
y a los niños con miembros amputados
parece difícil,
y sin embargo,
es tan fácil de comprender cuando has estado en las cloacas del ser humano,
te has informado de la historia del mundo, de sus antecedentes,
has visto lo que le hace un hermano a otro, un depredador a su víctima,
un marido ideal a una prostituta, el jefe a sus empleados,
y a pesar de todo conservas algo de lucidez aunque hallas vuelto con el corazón de piedra y un sueldo precario para llegar a fin de mes.